lunes, 2 de julio de 2012

HUEVOS FRESCOS



Los huevos frescos presentan una cáscara limpia y cubierta en su totalidad por una cutícula,
también existen numerosos poros.
Un procedimiento tradicional para conocer el grado de frescura de un huevo consiste en
comprobar su flotación en disolución de sal. Así, es posible averiguar, grosso modo, la edad del
huevo.
Para ello, se prepara una disolución de sal y agua (12.5 gramos por 100 gramos de agua) en
la que se introduce el huevo: si se hunde, estamos ante un huevo del día; si se queda flotando 
en el interior de la disolución sin llegar al fondo, se trata de un huevo de tres días; si va a la 
superficie, el huevo tiene más de cinco días.
Las características de los huevos frescos están definidas en el Código Alimentario Español: son
huevos frescos aquellos que, presentando un color y sabor característicos, no han sufrido
más manipulación que una limpieza en seco. 
Observados al ovoscopio aparecerán completamente claros, sin sombra alguna, con yema 
apenas perceptible y cámara de aire pequeña de no más de 7 mm de altura. La cáscara sera
fuerte, homogénea y limpia; la clara, firme transparente y sin enturbiamientos; y la yema
de color uniforme, pudiendo oscilar desde el amarillo claro al anaranjado rojizo, sin adherencias con la cáscara y se conservará centrada entera. 

Es muy importante comprobar la integridad de la cáscara. Es posible encontrar:

• Superficies rugosas sin deformar.

• Superficies rugosas y deformadas por presiones.

• Exudación (huevos procedentes de cámaras).

• Superficies mohosas (deficiente almacenaje).

• Olor anormal.



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