Cuando una persona se plantea una reducción de peso
y decide” ponerse a dieta”, el
profesional sanitario que se pueda ocupar de realizársela, lo primero que debe
pensar es hacer una dieta hipocalórica.
Para la realización de una correcta dieta
hipocalórica, es preciso conocer a fondo los hábitos alimentarios del paciente,
su forma de vida y su historia clínica. Y para ello hay que hacer un
interrogatorio detallado y exhaustivo, para conocer como y por qué come el
paciente, no debe olvidarse que la alimentación está cargada de afectividad. Concluido
el interrogatorio deberemos conocer, por una parte, el comportamiento
alimentario del paciente y por otra, el contenido energético aproximado de su
alimentación cotidiana.
Mediante
el diálogo con el enfermo hay que saber interpretar las sensaciones que se
refieren al apetito, al hambre o a la saciedad, para poder evaluar si hay una
exageración de dichas sensaciones que podría ser patológica.
El "hambre" se refiere a la
necesidad de comer. No es específico de un alimento y suele manifestarse con
sensación de "vacío" gástrico acompañado a veces de contracciones, y
también de irritabilidad o ansiedad.
El “apetito” es específico de un o unos
alimentos determinados, con la sensación de placer que comporta su consumo.
La “saciedad” puede manifestarse con
sensación de plenitud gástrica, ode "no tener hambre", de ser
"incapaz de comer nada" o incluso con una sensación de náusea.
En
la dieta a prescribir, si hay que dar menos energía de la que se gasta, es
necesario controlar la alteración de la salud, ya que se puede provocar
carencias innecesarias. Para ello la restricción no será excesivamente severa.
A veces basta con reorganizar la alimentación.
Las
dietas cuyo aporte no sea inferior a 1200Kcal día contienen todos los nutrientes
adecuados, siempre que estén bien estructuradas. Por debajo de 1800 Kcal es
difícil conseguir el aporte recomendado, teniendo en cuenta que este tipo de
dietas deben seguirse durante largos períodos de tiempo.
El
fraccionamiento de la dieta en varias tomas (5-6/día) es interesante por
diversos factores: • mejora la tolerancia a la glucosa y reduce el colesterol
plasmático.
• Disminuye
la necesidad de "picar".
El
control semanal o quincenal del obeso es indispensable para obtener buenos
resultados .La pérdida de peso debe ser aproximadamente de 0.5 a 1 Kg por semana. Si la media
semanal es superior, podemos ampliar la dieta de forma discreta.
Las
dos primeras semanas la disminución de peso es más rápida, debido a una mayor
pérdida de agua y electrolitos. A medida que se adelgaza, experimenta una
sensación de bienestar que le motiva a seguir con la dieta. Las digestiones se
alivian, el sueño suele ser mas tranquilo, a menudo dejamos de roncar, nos cansamos
menos y mejoramos la silueta. Cuando el exceso de peso es muy exagerado debemos
readaptar la dieta una o más veces ya que el organismo tiende a hacer una
adaptación a la misma, llegando a un punto en que la pérdida de peso es nula.
En este momento hay que hacer una pequeña modificación, disminuyendo levemente el
aporte energético.
Cuando
el paciente llega al peso propuesto, debe iniciar la dieta de mantenimiento. Casi
el 90 por ciento de los pacientes vuelven a recuperar el peso.
La
primera vez que se somete a tratamiento dietético para el control de su peso es
quizá la que más puede influir sobre su historia. Se puede ver pacientes
sometidos a dietas muy severas que han provocado en ellos pérdidas de peso muy
rápidas, con adaptación metabólica y hormonal a las bajas calorías, que han
experimentado un aumento de peso rápido al dejar la dieta. Es el llamado
"síndrome yoyo". Para paliarlo, es necesario que la reducción
energética sea más moderada con una pérdida de peso más lenta, al tiempo que se
hace más ejercicio físico, que a su vez incrementará la masa magra
incrementando las necesidades de energía. Al llegar al peso deseado, debe
iniciarse el mantenimiento. Cuanto más tiempo logremos mantener al paciente en
un peso estable, más difícil será que vuelva a ganar Kilos. Es indispensable
que se haya conseguido una reeducación de sus hábitos alimentarios, que serán
para toda su vida. Debe controlar por lo tanto, su peso semanalmente, para
actuar con rapidez. Es muy importante la actividad física.
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